.
Autor: Luis Germán Rodríguez Leal
Versión inglés
El metaverso se puede interpretar como un nuevo nombre para un viejo conocido que desea rejuvenecer su aspecto a efectos de actualizar su posición en el mercado.
.
Visto en perspectiva, es un paso más en la evolución de la personalización de la burbuja informacional y mediática que se crea alrededor de cada usuario de las plataformas tecnológicas.
La fundamentación de este planteamiento está en que la economía basada en los datos permite que a los usuarios se les suministren servicios e información que los entornos digitales detectan como requeridos o eventualmente necesarios según los perfiles que se han elaborado de ellos. Se trata de una construcción que se hace con los datos que, voluntaria o involuntariamente, proporcionan los suscritores de estos ambientes y que son información clave para los proveedores de publicidad de cualquier tipo. De esta manera se mantiene productiva la envolvente maquinaria tecnológica.
Es así como se elabora ese “traje a la medida” informacional y mediático que ahora presentan como metaverso pero que ha existido desde que comenzaron a aparecer entornos donde se integraban varias aplicaciones. Los usuarios revelan rasgos sobre sus sesgos que en muchos casos la misma persona desconoce. Así pues, hoy día es factible conocer la personalidad de alguien dándole una mirada a los “feeds” que alimentan sus redes sociales, los medios de comunicación que visita o, en otras palabras, analizando la huella digital que va dejando.
Estos desarrollos tienden a estimular una percepción híbrida de la realidad donde se mezclan el mundo real y el virtual, favoreciendo que los bordes entre ellos dejen de diferenciarse. Es en este aspecto donde recursos como la realidad virtual y la realidad aumentada han significado avances importantísimos para desdibujar esa frontera al integrar entornos diversos que incluyen la actividad social, laboral, lúdica o afectiva, entre otros. Lo real llega a percibirse como una simulación que ocurre en el mundo digital y tal efecto es altamente preocupante.
Por supuesto que la configuración de la burbuja personalizada está lejos de ser neutral. Obedece a los valores e intereses de aquellos que desarrollan y gestionan los recursos. Entra en escena el algoritmo donde las premisas de diseño se materializan. Es más que un sistema de vigilancia, es también un sistema de control con la potencialidad de manipular las conductas de quienes lo usan. La complejidad de la situación es tal que con frecuencia se hace difícil distinguir entre aquello que nos es propio y lo que se nos inserta como genuino interés desde los entornos digitales.
Vale destacar que las características descritas se encuentran igualmente en iniciativas surgidas de las empresas tecnológicas como en las promovidas desde organismos públicos. En este último caso, los peligros mayores se localizan en países totalitarios o donde la sociedad civil está débilmente organizada para defender los derechos de los ciudadanos ante los excesos de los agentes sociales con acceso al poder. Dado este contexto, resulta muy posible que el metaverso pueda usarse para propagar nuevas formas de esclavitud individual y colectiva, de sumisión digital.
Solo los usuarios de estos sistemas que tengan la necesaria alfabetización informacional y mediática podrán mantenerse libres del embate cada vez mayor de la avalancha tecnológica que promueve el metaverso como indispensable e inevitable tal como lo presentan. Los usuarios desinformados tendrán reducida oportunidad de aprovechar el potencial de la innovadora herramienta para impulsar relevantes logros de la humanidad.
El metaverso amerita una reposada lectura en prosa antes que se agudice la emergencia digital.
DATO: Si desea comunicarse con el profesor e investigador de CENTRUM PUCP Luis Germán Rodríguez Leal, escribir a: luisger.rodl@gmail.com
.
.
CENTRUM PUCP se reserva sobre las opiniones personales presentadas en este artículo.