En el caso de un deporte espectáculo como la Fórmula 1, innovar es un requisito para mantener, e incluso, incrementar las ventas año a año buscando la fidelidad del cliente/fanático. La Fórmula 1 es la especialidad en la que se producen más innovaciones, debido a que es un espacio donde existe un ecosistema en el que la ecuación que se conoce como I+D+i (Investigación, desarrollo e innovación) funciona a niveles extremos.
Cada monoplaza de la Fórmula 1 forma un engranaje perfecto que coevoluciona permanentemente y se adapta a las características particulares de cada circuito. Por esa razón, el ecosistema de innovación de la FIA cuenta con organizaciones flexibles, planas, adaptables, con comunicación permanente, con liderazgos auténticos y con un aglutinante común: la adrenalina de cada competencia.
El conjunto de interacciones dinámicas que se producen en esa atmósfera están asociadas a la toma de decisiones en tiempo real y la clave del éxito radica en el uso intensivo de conocimiento interdisciplinario, en actuaciones que se realizan en el contexto de las aplicaciones, a equipos de trabajo diseñados en red (horizontal) y a la flexibilidad y adaptabilidad organizacional. Eso significa que el que triunfa, es el que mejor se adapta al cambio continuo y que la Fórmula 1 es el espejo que refleja todo aquello que las empresas quieren o deben ser.
El estudio titulado “Innovación, Tecnologías Emergentes y Cambio Organizacional. El Caso de la Fórmula 1” del Profesor Iván de la Vega, tiene como objetivo examinar el ecosistema de innovación de la Fórmula 1. Así mismo, analiza el cambio organizacional que se produce en las escuderías a partir de la variación constante de las normas de la FIA y estudia las estrategias que permiten generar innovaciones constantes que, posteriormente, son trasladadas como nuevos productos a la sociedad. Esto determina el doble impacto (hacia dentro y hacia afuera de la Fórmula 1) que originan las tecnologías emergentes y la innovación abierta.