Una de las diferencias claves identificadas entre los países centrales y los periféricos es la “capacidad tecnocientífica acumulada”. Es decir, los países avanzados han basado su estrategia en construir un sistema tecno-científico sólido mediante el “aprender investigando”; mientras que, por otro lado, los países periféricos han basado su capacidad científica en procesos bajo el esquema “aprender haciendo”.
Las innovaciones radicales como “la Internet de todo” (de las cosas), la inteligencia artificial de última generación, el patrón tecnológico hacia las denominadas fábricas inteligentes, la transformación digital de la industria, el uso del Big Data, la nube (cloud computing) y la ciberseguridad forman parte de las tecnologías emergentes transformacionales de alto impacto que se vinculan con los territorios y ciudades inteligentes (Joyanes, 2017). Todo esto está modificando múltiples esquemas de trabajo que implica el cierre de un número significativo de empleos tradicionales y está emergiendo una gama de nuevas posibilidades laborales.
Incluso, en la actualidad, hablar de tecnología genera más dudas que certezas. La variable tecnológica está modificando rápidamente el entorno y se requiere de más inversión en I+D+i, más personal y nuevas capacidades. Por lo tanto, el grado de complejidad para cerrar las brechas entre los países avanzados y periféricos es alto. Dichos resultados son concluyentes, dado que los indicadores muestran que las brechas tienden a ampliarse y eso permite proyectar asimetrías mayores a las actuales en los próximos años.
Al examinar los esfuerzos que se están realizando en países como los de la Alianza del Pacífico se encuentran varias debilidades. Una de ellas es el bajo uso del conocimiento proveniente de sus sistemas tecnocientíficos, el cual no aparece de forma explícita en las iniciativas a ser desarrolladas, ni tampoco en las discusiones.
Esta contribución identifica esa brecha y propone retos y oportunidades para este grupo de países, a fin de poder aprovechar el conocimiento que proviene de los sistemas tecnocientíficos, donde la gobernanza y su evolución hacia la generación de capacidades en este tema es clave para el desarrollo. Los indicadores muestran que, dentro de los países evaluados, Chile es el mejor posicionado en materia tecnocientífica. Al examinar los indicadores per cápita, este país se sitúa por encima de los otros tres que forman la Alianza del Pacífico. No obstante, los cuatro se encuentran por debajo de la línea mínima que recomiendan los organismos multilaterales como la UNESCO y la OCDE, encargados de evaluar estas actividades para países en vías de desarrollo.
Esta información se ha presentado en el paper “Estado y dinámicas de los sistemas tecnocientíficos: el caso de los países de la Alianza del Pacífico”, elaborado por Iván de la Vega.
Si desea comunicarse con el profesor investigador de CENTRUM PUCP, Iván de la Vega, escribir a: idelavega@pucp.edu.pe
