No es la primera ni será la última vez que un resultado que esperábamos lograr como sociedad no se haya alcanzado. En el Perú tenemos una tendencia a pensar que la opinión popular que aparece en las redes sociales o en medios de comunicación es aceptable y hasta predominante en nuestra sociedad. Sin embargo, he ahí donde parte nuestra falacia, pues tendemos a actuar como nuestro círculo social cercano actúa y estamos sujetos al ostracismo que se produce en base a la opinión consensual de los que nos rodean; muchas veces, incluso, juzgando y olvidando que las realidades a las que se enfrentan otros niveles socioeconómicos con los que coexistimos pueden ser diferentes a las nuestras, entre ellas: un restringido acceso a la educación, a medios de comunicación y quienes también son guiados por la opinión popular de su propio círculo social.
En una sociedad pluricultural, como la nuestra, los consensos y la polémica son recurrentes en diversidad de opiniones y, sin embargo, políticamente tenemos que tomar decisiones que sean aplicables a todos. Sin duda alguna, los desafíos a los que se enfrenta el Gobierno peruano no son ajenos a los desafíos que han enfrentado otras economías en diferentes contextos. Los resultados siguen demostrando que no basta con basar nuestra experiencia en otras economías y sociedades, sino que es necesaria una compresión holística de las diferentes realidades en las que nuestra sociedad está expuesta. La diversidad social implica que la complejidad a la que la política económica y social pueda enfrentar se convierta más difícil; no obstante, sigue siendo elemental para el objetivo final, con las que son propuestas.
Esto nos lleva a considerar que, aún cuando hay sectores de nuestra sociedad en las que las medidas actúan con mayor eficacia, sea por la penetración de la difusión de las medidas sociales o por el mismo hecho de que la convivencia social impone cierta regulación sobre el comportamiento, existen sectores en los que esta regla no tiene el mismo efecto. Ello lleva a varios grupos de la sociedad a aplicar una suerte de brújula moral, dirigida por el comportamiento colectivo que, por necesidad o por falta de conocimiento, han recurrido a medidas que rompían con el protocolo impuesto por nuestras autoridades.
Desde esta perspectiva, solo nos queda aprender que es la misma complejidad de nuestras distintas realidades la que nos lleva a encontrar dificultades al momento de buscar soluciones. Y una vez más se demuestra que el Perú no es representado por los niveles socioeconómicos, sino por la suma de todas sus partes.
Si desea comunicarse con el profesor e investigador de CENTRUM PUCP, Percy Marquina, escribir a percy.marquina@pucp.edu.pe
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