Para el Perú, la edición 2025 del ranking representa un punto de quiebre tras años de deterioro acumulado en su posicionamiento global. Aunque el país aún se sitúa lejos de sus mejores registros históricos, la recuperación parcial observada este año en el pilar de desempeño económico, impulsada por el rebote del crecimiento del PBI, la mejora del empleo y la inversión abre una ventana de oportunidad para replantear la agenda de competitividad nacional. No obstante, el avance es todavía frágil y convive con profundas debilidades en eficiencia gubernamental, entorno de negocios e infraestructura, que requieren reformas estructurales y consensos de largo plazo.
El informe también evidencia el carácter heterogéneo y retador del contexto latinoamericano. Chile se mantiene como la economía más competitiva de la región, aunque con un proceso de ajuste interno. Brasil y Colombia muestran repuntes en algunos pilares, mientras que Argentina exhibe una leve mejora asociada a expectativas de reformas. Perú, por su parte, si bien registra una leve recuperación, debe enfrentar desafíos urgentes: mejorar la calidad institucional, acelerar la innovación, cerrar brechas de capital humano, fortalecer la infraestructura física y digital, y restablecer la confianza social y política.
Este nuevo año ha estado marcado por la reconfiguración de cadenas globales de valor, el avance vertiginoso de la inteligencia artificial y la digitalización, así como por el aumento de la presión sobre los sistemas políticos y sociales de los países, que buscan adaptarse a un entorno más incierto y competitivo.