Las empresas nacientes disfrutan de una explosión temprana, un breve período de persistencia de crecimiento positivo que dura aproximadamente cinco años hasta que la persistencia se vuelve negativa al envejecer. Este hallazgo puede vincularse provisionalmente a la lucha de las empresas nuevas para crecer y superar las vulnerabilidades relacionadas con su pequeña escala inicial.
Las empresas jóvenes están expuestas a desafíos comerciales y pueden no estar preparadas inicialmente, son vulnerables a cambios inesperados en todas las direcciones, lo que puede resultar en “interrupciones en el crecimiento” (Garnsey y Heffernan 2005, p. 675). Por tal motivo, cuentan con tasas de crecimiento esperadas más rápidas, experimentan un estallido de crecimiento poco después de la entrada y después sus tasas de crecimiento se desaceleran, conforme envejecen. Asimismo, se caracterizan por una autocorrelación positiva en las tasas de crecimiento, lo que significa que el crecimiento en un período se relaciona positivamente con el crecimiento en el próximo. Suelen tener dos periodos consecutivos de crecimiento positivo para mostrar una autocorrelación positiva de sus tasas de crecimiento.
Las empresas más antiguas o viejas cuentan con caminos de crecimiento más erráticos. Asimismo, presentan dificultades para adaptar sus estrategias a las condiciones cambiantes del mercado.
Los análisis y pruebas estadísticas, revelan que las empresas jóvenes tienen más probabilidades de experimentar un crecimiento positivo en dos períodos sucesivos. Mientras que las más antiguas tienen menos probabilidades de experimentar dos períodos de crecimiento positivo; por el contrario, a menudo experimentan dos periodos de crecimiento negativo.
Otra de las contribuciones se relaciona con el dinamismo de las empresas viejas, dado que su relación con las reglas, rutinas y estructuras las conducen a una rigidez organizacional. En consecuencia, pueden presentar problemas de adaptabilidad de estrategias a las condiciones cambiantes del mercado.
Finalmente, se recomienda que las empresas nuevas necesitan crecer para alcanzar una escala mínima eficiente. Por otro lado, las empresas jóvenes deberían tener como primer objetivo crecer y luego buscar ganancias ya que el crecimiento temprano tiene efectos de retroalimentación positivo en el crecimiento posterior, así como beneficios de supervivencia (Phillips y Kirchhoff 1989; Coad et al. 2013a).
Esta información ha sido presentada en el documento “Bursting into life: firm growth and growth persistence by age”, preparado por Alex Coad, Sven-Olov Daunfeldt y Daniel Halvarssson.
Si desea comunicarse con el profesor e investigador de CENTRUM PUCP, Alex Coad, escribir a: acoad@pucp.edu.pe