El reto: investigación desaprovechada, comunidades rezagadas
A pesar del creciente número de investigaciones sobre educación y alfabetización en salud en América Latina y El Caribe (ALC), sigue siendo un reto traducir estos hallazgos en políticas viables. Este estudio, dirigido por un equipo de investigadores de Centrum PUCP, la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann (UNJBG) y la Manchester Metropolitan University (MMU), buscó cerrar esta brecha identificando los factores que influyen en el uso que los formuladores de políticas hacen de la investigación al moldear las políticas de educación en salud.
Un enfoque polifacético: combinar cifras y voces
La investigación empleó un enfoque de métodos mixtos, una poderosa combinación de análisis de datos cuantitativos y cualitativos. Los datos cuantitativos se recopilaron a partir de bases de datos científicas, registros altmétricos (que captan la atención en línea que la investigación recibe) y otra base de datos para tener el registro de las citas a documentos de política en LAC. Mediante un meticuloso análisis, se identificaron patrones y se establecieron conexiones entre las variables usando métodos estadísticos. Además, las entrevistas en profundidad con una muestra de formuladores peruanos de políticas en salud aportaron una dimensión cualitativa, captando sus perspectivas y experiencias.
Desenterrar las influencias clave: momento oportuno, fuerza de la evidencia y redes sociales
La investigación produjo resultados convincentes. El estudio descubrió que tres factores clave predicen significativamente la probabilidad de que la investigación sobre educación y alfabetización en salud se cite en los documentos de política pública.
Solidez de la evidencia: Las investigaciones sólidas, científicamente fundamentadas y con una sólida base metodológica (por ejemplo, estudios experimentales con asignación aleatoria o metaanálisis de dichos trabajos experimentales) resultaron ser el factor más crucial. Los formuladores de políticas dependen en gran medida de evidencia empírica creíble a la hora de elaborar políticas eficaces.
El momento oportuno lo es todo: La difusión oportuna de los resultados de investigación resultó ser muy influyente. Presentar la investigación cuando puede aportar a los debates políticos en curso aumenta significativamente su impacto potencial.
El poder del compromiso social: Aunque no tan impactante como la fuerza de la evidencia, la actividad en redes sociales en torno a los resultados de investigación desempeñó un papel importante. La participación en plataformas en línea para la difusión puede amplificar la investigación y llegar a los responsables políticos.
Más allá de las estadísticas: la perspectiva de los formuladores de política
El análisis cualitativo, a través de entrevistas con formuladores de política peruanos, reveló otros puntos de vista. Al explicar el uso (o la falta de uso) de los resultados de investigación, los hacedores de política destacaron varios puntos clave:
El contexto político importa: El panorama político suele influir en las decisiones políticas. Los investigadores deben tener en cuenta estos factores a la hora de diseñar sus estrategias de comunicación.
La relevancia es primordial: Los formuladores de política dan prioridad a la investigación con un vínculo claro con los desafíos económicos y sociales más urgentes para el país. Es crucial garantizar que los resultados de la investigación sean fácilmente aplicables a situaciones del mundo real.
Generar confianza es esencial: Algunos hacedores de política expresaron cierto escepticismo hacia los resultados de la investigación, haciendo hincapié en la necesidad de transparencia y métodos sólidos para fomentar la confianza.
Una llamada de atención: investigadores y formuladores de política trabajando juntos
Este estudio ofrece una valiosa hoja de ruta tanto para los investigadores como para los hacedores de política en LAC. Aquí algunos puntos clave:
Para los investigadores
Dar prioridad al rigor y momento oportuno: Centrarse en la generación de investigaciones de alta calidad con métodos sólidos y garantizar la difusión oportuna a través de canales tradicionales y en línea.
Colaborar con los formuladores de políticas: Salvar las distancias fomentando la comunicación con los hacedores de política, comprendiendo sus necesidades y adaptando los resultados de la investigación para que sirvan de base a los debates políticos.
Aprovechar las nuevas plataformas: Utilizar estratégicamente las redes sociales para aumentar la visibilidad de la investigación y llegar a los formuladores de políticas allí donde estén.
Para los formuladores de políticas
Buscar evidencia de calidad: Buscar activamente investigaciones rigurosas que sean pertinentes para sus prioridades políticas y comprometerse con ellas.
Comprometerse a la toma de decisiones informadas por la evidencia: Dar prioridad al uso de resultados de investigación creíbles a la hora de formular políticas en educación y alfabetización en salud.
Mantener una comunicación abierta: Comprometerse con los investigadores, fomentando un entorno de colaboración en el que la investigación informe a la política y la política informe a las prioridades de investigación.
Aceptar los imperativos del cambio
En una región que se enfrenta a toda una serie de retos sanitarios, desde enfermedades transmisibles a epidemias no transmisibles, el imperativo de políticas respaldadas en evidencia verificada y verificable nunca ha sido tan acuciante. Como pone de manifiesto el estudio, el puente entre la investigación y la política no es insalvable, pero exige un esfuerzo concertado de todas las partes interesadas.
Este artículo se deriva del estudio “The impact of Research on health education/health literacy on policymaking in Latin America and the Caribbean Region”, que tiene como co-autor a Carlos Vílchez-Román, profesor de CENTRUM PUCP Business School.
Referencia:
Vílchez-Román, C.; Paucar-Caceres, A. , Quispe-Prieto, S.. The impact of research on health education/health literacy on policymaking in Latin America and the Caribbean Region[J]. AIMS Public Health, 2024, 11(2): 330-348. doi: 10.3934/publichealth.2024017
